Gracias Dios soberano por la vida. Gracias por nuestro estado de salud. Reconocemos que nuestra vida y de nuestros hijos están en tus manos.
Esta semana oramos a ti reconociendo tu santidad pues no hubo en ti pecado, cuando alguien te maldecía no respondías con maldición; cuando padecías no amenazaste. Rogamos a ti que desarrolles tu carácter en nosotros como padres y así, nuestro ejemplo modele en nuestros hijos tu personalidad.
Produce en nuestros hijos tu manera de conducirte y muéstrales con testimonios cercanos a ellos que llevaste nuestros pecados en la cruz y que de esa forma has comprado nuestra sanidad espiritual, física y emocional.
No nos permitas, como familia, ser indiferentes a tu sacrificio en la cruz, recuérdanos tu gracia y gran amor por nosotros. De manera constante trae a nuestros pensamientos el privilegio que tenemos de vivir una vida en sanidad. Fortalécenos para buscar esa vida sana y saludable, no seamos engañados por el mundo que busca el placer inmediato y los deleites pasajeros.
Confiamos en ti, Padre, que escuchas las oraciones de tus hijos y que la oración de papá y mamá tiene impacto en tu reino. Gracias, Cristo. Te amamos.
El cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. 1 Pedro 2.22-24
Corazón de Mamá 