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Hallando gracia

El temor de Dios

La maldad de los hombres había poblado la tierra. Debido a la perversión y la violencia del hombre, quien siempre estaba pensando en hacer lo malo, Dios decidió borrarlo de la tierra, a pesar que le dolía desaparecer a la humanidad. Sin embargo, había un hombre que se conducía de manera tal, que inspiró la gracia de Dios. De entre todos, Noé era el único que vivía de acuerdo a la voluntad del Creador. Así que, lo instruyó para que construyera un arca que serviría de salvación para el y su familia ante el diluvio que enviaría a la tierra.

“Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase…” Hebreos 11.7

Noé tuvo respeto a la advertencia de Dios sobre algo que aún no se podía comprobar, bajo esa actitud construyó un arca para salvar a su familia, pues por gracia de Dios fueron elegidos como la única familia para ser salva. Noé, en su momento, comprobó que el mundo estaba equivocado y así recibió las bendiciones de quienes tienen temor de Dios.

Temor aparece en la Biblia como la palabra hebrea yârê y la palabra griega fobéÇ que significan temer.

En la Biblia se usa el mismo término para: temer, temeroso y temor; la misma expresión para el temor que “hace huir” y para el temor de Dios. La interpretación de la palabra varía de acuerdo a su contexto. Por ejemplo: En Génesis 32.7“… Jacob tuvo gran temor, y se angustió…”, la palabra temor expresa el miedo que sintió Jacob al saber que Esaú iba a su encuentro acompañado de 400 hombres. Otro ejemplo: “El temor de Jehová es aborrecer el mal, la soberbia, la arrogancia, el mal camino y la boca perversa, …” (Prov. 8.13 RV60). En diferentes porciones bíblicas la frase temor a Jehová es interpretada como respeto o reverencia a Dios.

El temor interpretado como miedo produce ansiedad, fobias, pánico. El temor de Dios produce: Respeto por los demás (Levítico 19.14, 25.36, 43). Justicia, inclusión e integridad (2 Crónicas 19.7). Compasión (Job 6.14). Sabiduría (Salmo 111.10, Proverbios 1.7, 8.13). Larga vida (Proverbios 10.27). Fuerte confianza en Dios (Proverbios 14.26, 27; 19.23). Paz (Proverbios 1.33, 15.16). Honor (Proverbios 22.4) y muchas bendiciones  más. El temor de Dios no es miedo, sino respeto o reverencia que evoca obediencia.

El temor a Dios condujo a Noé:

  • A vivir una vida recta pese a la sociedad que lo rodeaba. (Génesis 6.9)
  • A vivir por fe. (Hebreos 11.7)
  • A pregonar justicia a una sociedad malvada. (2 Pedro 2.5)
  • A recibir la salvación y la bendición de Dios (Génesis 9.1)

El vivir con temor de Dios sigue teniendo el mismo resultado que en los tiempos de Noé. Sigue siendo indispensable respetar y reverenciar a Dios, obedecerlo, vivir agradándolo. Aunque la humanidad está corrompida, el Señor sigue esperando por hombres y mujeres que hallen gracia ante sus ojos, que tomen a su familia y la conduzcan hacia la salvación.

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