- Busca a Dios. La respuesta en oración y en su palabra son únicas para cada uno de tus hijos. Ora individualmente por cada uno. Cada hijo es diferente y Dios puede mostrar cuál palabra plantar en cada uno de ellos.
- Busca a Dios en oración (“Clama a mí…” Jeremías 33.3, “… tiene falta de sabiduría, pídala a Dios…” Santiago 1.5)
- Ora por cobertura (“… bajo la sombra de tus alas…” Salmo 17.8-9)
- Busca guía en su palabra (“… convierte el alma…” Salmo 19.7, Deuteronomio 29.29).
- Enseña a tus hijos. La tarea de los padres es enseñar a los hijos, pero no pueden transformar su corazón. Dios quiere que primero plantes en tu corazón su Palabra: “… amarás al Señor… con todo tu corazón… Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos…” (Deuteronomio 6.5-7 énfasis añadido). Una vez que está plantada en tu corazón, enseña la Palabra a tus hijos con tu ejemplo y con tus palabras.
- Confía en el Todopoderoso. Dios quiere que confíes a tus hijos en sus manos expertas. “El que teme a Dios ya tiene un poderoso protector para él y para sus hijos.” Proverbios 14.26 PAR. “… la semilla brota y crece…” (Marcos 4.26-29). Confía en esta promesa.
En ocasiones, los hijos muestran un comportamiento contrario al temor de Dios, en esos momentos necesitas tomarte de la Palabra de Dios y actuar con sabiduría, persiste: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.” Gálatas 6.9
Corazón de Mamá 