SERIES

SUPERVISAR | Rizpa protege a sus hijos

Haz click para escuchar

Por Elena Díaz Canett

… y no dejó que ninguna ave del cielo se posase sobre ellos de día, ni fieras del campo de noche.

2 Samuel 21.10

El reinado de Saúl está marcado por la desobediencia. Cuando éste llega al trono comete el grave error de matar a los gabaonitas por celos de los hijos de Israel y esto desagradó al Señor, a tal punto que cuando David consultó a Jehová a causa del hambre que estaba azotando al pueblo, la respuesta de Jehová fue clara: “Es por causa de Saúl y por aquella casa de sangre por cuanto mató a los gabaonitas” (2 Samuel 21:1).

Los hechos de desobediencia, celos, traiciones y envidias del pasado, estaban afectando el presente del pueblo de Israel y opacando la gloria que Jehová quería mostrar al pueblo por medio de David. Era necesario reparar el daño. La Biblia dice que David llamó a los gabaonitas y les dijo: “¿Qué haré por vosotros o que satisfacción os daré, para que bendigáis la heredad de Jehová?” (2 Samuel 21-3). Los gabaonitas pidieron siete hombres de la casa de Saúl para ahorcarlos. Recordando David el pacto que había hecho con Jonatán, hijo de Saul, de preservar su descendencia (1 Samuel 20.15), perdonó la vida a Mefi-boset hijo de Jonatán (1 Samuel 20:15) pero, no perdonó a Armoni y Mefi-boset hijos de Saúl y Rizpa, y a los cinco hijos de Mical (hija de Saúl) y Adriel.

“Y los entregó en manos de los gabaonitas, y ellos los ahorcaron en el monte delante de Jehová; y así murieron juntos aquellos siete, los cuales fueron muertos en los primeros días de la siega, al comenzar la siega de la cebada” (v. 9). Rizpa “tomó una tela de cilicio y la tendió para sí sobre el peñasco, desde el principio de la siega hasta que llovió sobre ellos agua del cielo; y no dejó que ninguna ave del cielo se posase sobre ellos de día, ni fieras del campo de noche”.

Una madre confiada en la promesa de Dios para su descendencia hace lo que sea necesario para salvarla. Es impresionante lo que esta mujer fue capaz de hacer, dejó toda su vida cotidiana por defender los cuerpos sin vida de sus hijos, para que las aves de los cielos ni las bestias le arrebataran la dignidad que aún le quedaba por pagar el precio tan alto de dar la vida de sus hijos por la desobediencia de Saúl su padre.

Rizpa tomó una decisión, haciendo énfasis en el significado de su nombre: piedra caliente, brasa encendida, piedra de fuego; tomó su lugar como una piedra encendida sobre aquel risco y lloró sobre aquellos huesos, desde el comienzo de la siega, hasta que llovió. Esta lluvia no duró días sino seis meses y todo ese tiempo ella peleó por sus hijos y logró vencer.

¿No será este tiempo para tomar un manto de cilicio y subirnos a un peñasco a velar por la vida de nuestros hijos? ¿No será el peor momento para entregar nuestra herencia a las aves o a las bestias, o dicho de otra forma al mundo para que destruya las promesas que hemos recibido de Dios para nuestros Hijos?

Rizpa no abandonó los cuerpos de sus hijos en un momento tan difícil, donde para muchos ya no había algo por hacer. ¡Qué más daba que velara por sus hijos cuando tenían merecido ese fin por una desobediencia!

Este sacrificio que Rizpa hizo no fue esperando recibir algo a cambio, ella estaba consciente de las consecuencia, pero en los versículos 11-14 dice: “Y fue dicho a David lo que hacía Rizpa hija de Aja, concubina de Saúl. Entonces David fue y tomó los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán su hijo, de los hombres de Jabes de Galaad, que los habían hurtado de la plaza de Bet-sán, donde los habían colgado los filisteos, cuando los filisteos mataron a Saúl en Gilboa; e hizo llevar de allí los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán su hijo; y recogieron también los huesos de los ahorcados. Y sepultaron los huesos de Saúl y los de su hijo Jonatán en tierra de Benjamín, en Zela, en el sepulcro de Cis su padre; e hicieron todo lo que el rey había mandado. Y Dios fue propicio a la tierra después de esto.”

Cuando otros crean que es el peor momento para nuestras familias, deberíamos vestirnos de cilicio y llorar y no darnos por vencidos, Dios nos dice “vosotros también, como piedras, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 Pedro 2:5). ¡Es el mejor momento de levantarnos como piedras vivas, de fuego y como brasa encendida por nuestros hijos!

Rizpa perseveró, ayunó, clamó, confió en la promesa de Dios, en el amor genuino de una madre para sus hijos y Jehová la recompensó. Dios fue movido a misericordia, tuvo piedad de esa tierra.

Yo creo firmemente que Dios recompensará tu sacrificio como Padre y Madre, Dios honrará tu esfuerzo y prosperará tu casa y tu familia. ¡Es tiempo de levantarnos como piedras encendidas alrededor de nuestros hogares y velar por ellos para que ninguna ave de rapiña o bestia los destroce! Defiende tu casa hasta que pase la siega y puedas recoger la recompensa de Dios.

1 comentario en “SUPERVISAR | Rizpa protege a sus hijos”

Deja un comentario