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Un camino a la salud física

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Por Eli Rocha

“¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios ? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios.”

1ra de Corintios 6:19-20 NVI

La misma Palabra de Dios nos dice que nuestro cuerpo no nos pertenece a nosotros mismos, pues es un templo donde habita el Espíritu Santo, ¿crees tú que a Dios le agradaría habitar en un templo descuidado, al cual muchas veces no le damos la importancia real de lo que comemos o llevamos a nuestro estómago cada día?

Recuerda que somos hijos de Dios y como tales debemos ser ejemplo en todas las áreas de nuestra vida, incluyendo el cuidado de nuestro cuerpo, a través de la alimentación.

La salud física consiste en el bienestar del cuerpo, el óptimo funcionamiento del organismo, la consulta de análisis o estudios relacionados con la alimentación y la nutrición; las enfermedades o afecciones que pueden existir y prevenirse; la actividad física (ejercicio o deporte) a realizar e incluso, la educación acerca de cómo mantener un estado de vida saludable.

En mi camino diario he tenido que aprender a crear una conciencia alimenticia para llevar una vida más sana y menos sedentaria. Me ha costado y me ha llevado tiempo. Ese tiempo para lograr una salud física es personal y depende de cuánto empeño y dedicación invierta en ello. ¿Quién dijo que las cosas buenas son fáciles? Nadie gana una medalla sin tener que correr.

Mi caso empezó una tarde mientras me miraba al espejo y reconocí que no me sentía satisfecha con mi cuerpo; me bastó solo unos minutos para analizarme, llenarme de mucha fuerza de voluntad y sobre todo, rogar a Dios me diera compromiso con lo que quería lograr. Aunque sabía que no sería fácil, me motivó pensar constantemente: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Filipenses 4:13.

La disciplina consiste en hacer alguna actividad de manera constante, incluso cuando sientas que no puedes lograrlo. El siguiente paso fue alimentarme más saludable, tomar suficiente agua, agregar más frutas y verduras a mis platillos, quitar grasas innecesarias. Al cabo de unos meses comencé a notar resultados y eso llenó mi corazón de alegría, pues comprobé que era posible aquello que tanto anhelaba. Después de un tiempo comencé a realizar actividad física en casa, eso aceleró los resultados.

En ese punto de mi vida puedo comprender que mi mayor fuerza viene de Dios y de todo lo que Él me enseña a través de su palabra. Quizá no encuentras relación entre la salud física y Dios, pero todo en esta vida está conectado. Mi mentalidad ha cambiado y descubrí que eso tiene mucho poder en las decisiones que tomamos cada día. Ahora sé que comenzar una vida saludable no consiste en solo decirlo sino en ponerlo en marcha.

Después de un año comprobé en mí misma que podemos lograr un objetivo con la ayuda de Dios. Sentí la necesidad de compartir con otras personas lo que a mi me estaba funcionando; de ahí surgió la idea de crear una comunidad en Facebook donde más mujeres pueden sumarse a compartir su testimonio, ideas de platillos saludables, rutinas de ejercicio y todo aquello que nos sirve de motivación mutua. No imaginaba que el grupo llegara a ser de inspiración para otras mamás que se sentían mal consigo mismas por su cuerpo, como en algún momento me pasó a mí. Dios abrió mis ojos para mostrarme que lo que estoy haciendo ayuda a otros en muchas áreas que ignoraba, como todo ser humano.

Sigo buscando la motivación todos los días al ver a mis hijas y me pregunto: “¿qué quiero que hereden ellas de mi?, ¿cuáles buenos hábitos puedo enseñarles?” Hay un sin fin de preguntas que me sigo haciendo y como padres sabemos que, en ocasiones, no alcanza el tiempo o simplemente no nos damos el tiempo para hacer todo lo que quisiéramos para nuestros hijos y familia.

Quizá has escuchado la frase “Dios me ama tal y como soy”, pero eso no nos deslinda de la responsabilidad de cuidar nuestro cuerpo, nuestra salud, mantenerlo limpio y sano, ¡es esencial! y más en estos tiempos tan difíciles. Hoy en día hasta en los medios de comunicación y redes sociales nos invitan a mantener una actividad física diaria por el bien de la salud. Comer sano ya no debería ser una opción sino una obligación.

Reflexiona como padre, como madre y piensa qué quieres que tus hijos aprendan de ti, qué puedes hacer para que ellos vean buenos hábitos en ti y no solo a tus hijos, podrías ser inspiración para otros.

¿No sería agradable y grato ver a las autoridades de las iglesias, familiares, amigos que estimas gozar de una buena salud? Imagina una comunidad sin enfermedades como diabetes, obesidad, presión alta o baja, entre otras. Te invito a tomar la decisión de empezar hoy y no mañana, sé una buena influencia para las personas que más amas.

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