Por Irene Acevedo
Forjad espadas de vuestros azadones; lanzas de vuestras hoces; diga el débil: fuerte soy.
Joel 3.10
Señor Jesús, hoy solamente quiero agradecer por todo lo que me has dado y por lo que no he podido recibir, me has enseñado a través de cada circunstancia a entender que no hay nada en este mundo que Tú no permitas.
Alabo y bendigo tu nombre porque a pesar de mis debilidades que como humana pueda tener, se que tu solo ves las fortalezas que hay en mí y me das la oportunidad de poder usarlas en tu reino.
Me has enseñado que soy única e irrepetible y que has puesto en mis manos, conforme al propósito para el cual me has formado. Por eso Señor, esta semana quiero agradecer que no necesito competir o compararme con nadie porque ¡soy única!
Gracias Señor por eso. Amén