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¿Por qué celebrar el Altar Familiar?

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Por Hilda Ascencio de Rivas

Porque me acuerdo de la fe sincera que tienes. Primero la tuvieron tu abuela Loida y tu madre Eunice, y estoy seguro de que también tú la tienes.

2 Timoteo 1.5 DHH

Grábate en la mente todas las cosas que hoy te he dicho, y enséñaselas continuamente a tus hijos; háblales de ellas, tanto en tu casa como en el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes.

Deuteoronomio 6.6-7

El Apóstol Pablo, al dirigirse en esta segunda carta a Timoteo, su hijo en la fe, le expresa que siempre ora por él; que lo recuerda por sus lágrimas y por la fe auténtica que lo distinguía. También le participa que esa misma fe había habitado tanto en su abuela Loida como en Eunice su madre. 

Alrededor de estos hechos tenemos que considerar que Loida, en su papel de madre de Eunice, se ocupó de trasmitirle en casa el conjunto de verdades que encierra el evangelio de la salvación, mismas que no solo Eunice abrazó sino que supo conservarlas para a su vez compartirlas con su hijo Timoteo.

En el caso de madre a hija, tuvieron que darse muchas sesiones en las que la conversación y la enseñanza eran alrededor de la Palabra de Dios. Ese, en principio, fue su altar familiar. Vemos que Loida había grabado en su mente y corazón la luz de las buenas nuevas que habían alumbrado su vida y dado sentido a la misma. En cuanto al lugar en donde se dieron dichas enseñanzas, fue el hogar. La orden dada desde el libro de Deuteronomio consistía en que así había que hacerlo con los hijos; Loida llevó a cabalidad aquel mandamiento y buscó los espacios de tiempo para que se pudiesen llevar a cabo, tal y como se requería: “….tanto en tu casa como en el camino, así como de día y de noche“; el referente bíblico en primer lugar corresponde al hogar, ese sitio tan significativo para la familia, seguido por el de “… el camino”; me parece que lo acontecido con aquellos que se dirigían a Emaús y que  de repente se ven acompañados por Jesús, nos deja una clara enseñanza que así como EL lo hizo, también nosotros debemos compartir las escrituras con nuestros hijos de la forma en que  se nos recomienda; esto es, aprovechando todo momento.

¿Qué hizo Eunice una vez que se convierte en madre de Timoteo y este comienza a dar sus primeros pasos? La lectura del pasaje nos permite considerar que el altar familiar se amplió por lo menos a tres personas: abuela, madre y nieto; que entre ellos el ciclo de enseñanza-aprendizaje se repitió y, aquel joven, con el tiempo, discipulado por san Pablo se convirtió en un ejemplo para muchos desde su juventud, debiéndose resaltar que su perfil se fue desarrollando en casa, en el altar familiar que su madre y abuela supieron practicar en atención al atender al mandato de Dios; esto lo confirman las propias palabras de Pablo dirigidas a Timoteo en esta misma segunda carta que dicen: “Tú, sigue firme en todo aquello que aprendiste, de lo cual estás convencido. Ya sabes quiénes te lo enseñaron. Recuerda que desde niño conoces las Sagradas Escrituras, que pueden instruirte y llevarte a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús” (2 Timoteo 3:14 y 15, DHH énfasis añadido por la autora).

Padres, como podemos ver, la historia bíblica puesta a nuestra consideración nos lleva a la reflexión sobre la importancia que tiene la práctica del altar familiar en casa de una manera constante. Si bien, no de todos los hogares saldrán obispos o pastores como lo llegó a ser Timoteo, pero debemos estar convencidos que al fomentar el altar familiar tendremos hijos con formación solida que los llevará a ser ejemplos de una fe genuina; para esto, nuestra responsabilidad debe traducirse de manera similar a la de aquellas mujeres. Se dice que el esposo de Eunice era griego, o sea pagano, sin embargo ella enfrentó el reto y los resultados fueron los que conocemos; todo por el cuidado que se tuvo y en el que intervino, como se vio, la misma abuela. En su hogar, al haber también un padre cristiano, su participación en esta parte del crecimiento de los hijos deberá ser esencial, yendo al frente: La sociedad en la actualidad ha lanzado el manejo de los “derechos humanos”, sin duda, algunos muy plausibles, pero algunos atentan contra nuestras familias y van en contra de la Palabra de Dios que es perfecta. Es momento de redoblar nuestros esfuerzos, porque a veces los presentan a semejanza de huecas sutilezas y, al oído,  pueden sonar atrayentes; ¡cuidado! Dios, a ellos, los ha abandonado a sus impuros deseos que se traducen en acciones del todo vergonzosas; pero  nosotros contamos con su Santa Escritura que ha alumbrado nuestros ojos, y que entre sus atributos está también el de hacer sabio al sencillo.

Practiquemos el altar familiar, seguramente va a provocar la unión de los suyos y de los nuestros; retomémoslo para explicar, enseñar, y fomentar el acercamiento a Dios. Repitamos en casa que en Jesucristo y su Palabra tendremos su perdón, amor, protección para los tiempos difíciles. Su Espíritu Santo habrá de manifestarse y   sentirán su cobertura de respaldo. Para el papá, su más grande alegría será ver a su esposa como una vid cargada de uvas y a sus hijos alrededor de su mesa como retoños de olivo; así nos puede bendecir Dios, al honrarlo a EL.

Dios los bendiga. Con respeto y amor fraternal.

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