Por Neyvy Rodríguez de Jiménez
Y será que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros viejos soñarán sueños, y vuestros mancebos verán visiones. Y aun también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo.
Joel 2.28
Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. Y daré prodigios arriba en el cielo, Y señales abajo en la tierra, Sangre y fuego y vapor de humo; El sol se convertirá en tinieblas, Y la luna en sangre, Antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto; Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
Hechos 2.16-21
Señor te damos gracias por tu presencia en nuestra vida, gracias por no dejarnos solos, gracias porque tu prometiste que dejarías a tu Espíritu Santo, para consolarnos y ayudarnos.
Hoy te pedimos que tu Espíritu Santo sea derramado sobre nosotros, sobre nuestros hijos, sobre mi cónyuge y sobre mí. Reconocemos que sin Tí nada somos y nada podemos hacer, que es el poder de tu Espíritu Santo quien puede producir los cambios más extraordinarios en nuestras vidas. Queremos ser llenos de tu Espíritu para que el fuego que hay en nosotros sea avivado, desciende sobre nosotros y únjenos. Tu has prometido no dejarnos huérfanos, esa promesa nos consuela, nos sostiene, aquí estamos señor aguardando tu venida, en ti está nuestra esperanza. Ven Espíritu Santo y llena nuestros corazones, vivifícanos; que nuestros hijos profeticen a causa de tu llenura; que sueñen y tengan visiones, muéstranos tus prodigios, que nos guíe a toda verdad y a toda justicia.
Clamamos por ser llenos de tu Espíritu Santo para poder dar testimonio de tu poder, que todo temor se vaya de nuestras vidas. Que nuestro altar familiar sea el lugar de un nuevo pentecostés, desesperadamente necesitamos que te derrames sobre nosotros, Señor. Queremos sentirte, desciende sobre nosotros, satúranos de tu Santo Espíritu y llénanos de una forma extraordinaria una vez más.
Señor creador del cielo y de la tierra, soberano Dios te agradecemos por todas tus bendiciones, gracias por tu Espíritu Santo, gracias por que nos guía. En el nombre de Jesús. Amen.
Corazón de Mamá 