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Afirmando los objetivos

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Por Psic. Lidia Mendoza

A veces como padres nos podemos abrumar al no saber cómo enseñar a nuestros hijos, el no comprender cómo aprenden, resultando que la brecha generacional se hace más profunda, sintiéndonos frustrados y perdidos en el intento. 

Hoy estamos ante un gran reto, ya que existen múltiples variables en la vida de nuestros hijos. Comenzando con la estructura de la familia (que se intenta modificar como propuesta social), en muchos casos ambos papás salen a trabajar para traer el sustento; así como las variables propias del desarrollo de los hijos, las diferentes inteligencias. Las inteligencias múltiples hacen referencia a un modelo de pensamiento que plantea la existencia de un conjunto de capacidades y habilidades, que pueden ser desarrolladas por las personas en función de factores biológicos, personales y sociales (ocho según el Psic. Howard Gardner); sin dejar de lado los trastornos del aprendizaje. Por todo ello, podríamos sentirnos vulnerables y con bastante impotencia y frustración. 

Sin embargo, hay una buena noticia en medio del mar de confusiones. Existen varias herramientas que nos ayudan para afrontar estos retos actuales. Papás, no se sientan atados de manos, solo hay que enforcarse. 

La escritura Bíblica nos enseña lo siguiente:
“Que caiga mi enseñanza como lluvia y desciendan mis palabras como rocío, como aguacero sobre el pasto nuevo, como lluvia abundante sobre plantas tiernas.” Deuteronomio 32.2. 

No todas las plantas necesitan lo mismo, algunas necesitan más sol, otras más o menos agua pero deben crecer, nutrirse y vivir. Nuestros hijos representan esas plantas tiernas a las cuales hay que regar con enseñanzas para que así, ellos obtengan el sano crecimiento como un árbol bien plantado. Ese es el objetivo, que ellos aprendan, se desenvuelvan, sean autónomos, crezcan.

Reafirmar los objetivos: 

Los objetivos de aprendizaje son una brújula para la vida, están relacionados con los resultados. La observación y la evaluación nos proporcionan herramientas para poder lograrlo. Algunos hijos ocupan más apoyo para usar estas herramientas y dirigir correctamente su brújula de vida. No debemos perder de vista el objetivo. No somos nosotros, son ellos: su desarrollo y su autonomía.

Si te has sentido confrontado o abrumado referente a la educación de tus hijos, te comparto unos pequeños pasos:

ACCIÓN 

Es muy importante conocer a nuestros hijos, poner atención a sus habilidades, observar sus fortalezas, entender sus limitaciones, evaluar su comportamiento. No compares a tus hijos con tu tiempo, contigo mismo(a) ni con otros niños. Cada persona tiene su ritmo.

  1. Formar un solo equipo entre ambos padres. Una casa dividida no puede prosperar (Marcos 3.25). Para ello no busquen culpables, no se culpen uno al otro, aún con nuestros defectos debemos venir ante Dios para someternos a Él. Dios anhela padres que se sometan a su voluntad agradable y perfecta, padres con un corazón amoroso que amen a sus hijos, que con misericordia y verdad instruyan, corrijan, formen generaciones sanas. Recuerden: Más vale dos que uno, mayor provecho tienen de su trabajo. (Eclesiastés 4:9). 
  2. Orar por el futuro de los hijos. Los planes de Dios son de bien, para dar futuro y esperanza (Jeremías 29.11).
  3. Practicar la sabiduría. La sabiduría como saben, es distinta a la inteligencia o grados académicos, por lo que debemos obrar con humildad y sabiduría para reconocer nuestras propias limitaciones que como padres tenemos, es necesario reconocer que hay situaciones ajenas a nuestro campo y que hay expertos que pueden ayudarnos. Enseñar en base a la necesidad de los hijos y los recursos disponibles.
  4. Actuar en tiempo. Hay un determinado tiempo para que nuestros hijos adquieran ciertos habilidades de acuerdo a su edad. Si no ponen atención a sus hijos, se puede escapar ese tiempo e ir aumentado en dificultad. Por ello, el rol de ustedes como padres, es estar muy pendientes de sus hijos; ser buenos padres no solo se trata de ser proveedores materiales, sino de brindar adecuadas herramientas para que los hijos alcancen su éxito. En Eclesiastés 3, La Biblia nos muestra precisamente que todo tiene un tiempo.

Formen un compromiso entre ambos padres, unan estrategias y objetivos, inviertan. Céntrate en tu hijo, en resaltar sus habilidades y fortalezas, par ano hacerlo sentir mal e incapaz. ¡Motívalo!

Debes afrontar la situación con conocimiento, deja a un lado el temor, la duda e incertidumbre. Aprende a identificar y aceptar si hay alguna dificultad en tus hijos; busca diferentes fuentes de ayuda.

Reconoce y felicita a tus hijos por sus logros, destacando el trabajo duro que han hecho, valorando el esfuerzo y empeño que han puesto. Ayúdales a descubrir cómo pueden mejorar. Es necesario renovar la mentalidad, y aprender que hoy cuentas con más herramientas para que tu hijo le vaya bien, para que prospere en la vida, brillando con su mayor potencial. 

HNA. LIDIA MENDOZA ORTEGA

87-1183-0489
Psicóloga Tanatóloga
Esposa de Pastor en la 17 IAFCJ. Torreón, Coahuila. 

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