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Remodelación de la familia

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Por Noemí Manzo

Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta. Salmos 127:5

En la antigüedad tener muchos hijos era considerado una bendición y una señal de seguridad. El Salmo 127:5 nos habla de la bendición de tener muchos hijos comparándolos con flechas que llenan una aljaba. Estas flechas, de manera literal, se utilizaban en defensa en contra de los enemigos en los tiempos de guerra. La aljaba es una madera utilizada por arqueros para transportar las flechas permitiendo utilizarlas con facilidad y rapidez. Esto significa que es una bendición tener una familia numerosa y poder confiar en Dios en todas las áreas de nuestra vida, incluyendo la protección contra los enemigos. Dios nos da la oportunidad de formar una familia sólida y pone la dirección de nuestros hijos en nuestras propias manos como padres. El bienestar de ellos comienza desde nosotros, de nuestra relación con Dios y a futuro se vuelve algo recíproco porque nos beneficia lo que hayamos sembrado en ellos. Dar una formación correcta nos otorga autoridad y seguridad frente a lo que se nos presente y es una oportunidad para lanzarlos hacia la dirección correcta para que vivan una vida conforme a los propósitos de Dios. 

“Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”. Deuteronomio 6:5-7

Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre;  Porque adorno de gracia serán a tu cabeza, Y collares a tu cuello. Proverbios 1:8,9

La remodelación de la familia es un tema relevante en la sociedad actual, ya que las estructuras familiares están experimentando cambios significativos. Anteriormente, la idea tradicional de una familia se limitaba a un padre, una madre y sus hijos. Sin embargo, en la actualidad, las familias se han diversificado y pueden incluir diferentes configuraciones, como familias monoparentales, familias adoptivas y familias reconstituidas. Cada familia es única y existen muchos factores que pueden influir en cómo se dirige a los hijos. Esto trae consigo sus propios desafíos y fortalezas cuando es necesario hacer ajustes en la dinámica familiar, pero también ofrece oportunidades de crecimiento y aprendizaje. 

 Un proceso de remodelación trae consigo retos y desafíos. Por ejemplo, cuando se decide remodelar una casa se toma en cuenta muchos factores. Comienza con una inconformidad por mejorar la estructura, vivir pleno y mejor. Se hace un plan de trabajo que incluya lo necesario para alcanzar esa meta como recursos, tiempo y material. Se visualiza lo que se desea y se propone alcanzarlo. En el trayecto del proceso en ocasiones puede llegar desesperación si se vuelve algo lento el avance. Puede ser tedioso, pero se continúa por lo que se anhela. Se experimentan sacrificios por lograr lo deseado. Aun cuando no se observa gran avance se confía en que sucederá. Pero cuando el objetivo se alcanza, ¡vaya que es deleitoso ver el fruto de tu trabajo y lo que tanto anhelabas! Así mismo, en la remodelación de la familia, cuando se desea un cambio conforme al corazón de Dios cuesta. Comienza con una inconformidad de buscar la plenitud de Cristo y vivir mejor. Pero es necesario trazar metas, hacer un plan para poder implementarlo. Ciertamente cada familia es única como lo mencionaba anteriormente, pero el plan de Dios por dirigirnos es el mismo para todos. Él desea que el hombre que decida llenar su aljaba de flechas sea dichoso y beneficiado de lo que Dios ha puesto en sus manos. Pero para estoy hay que trazar metas alcanzables, visualizar el objetivo, estar dispuesto a tolerar el proceso de cambio y esperar en Dios. Si deseamos que nuestro hogar sea de bendición debemos comenzar hacer cambios que nos direccionen hacia esa meta.

Algunas estrategias que podemos utilizar son planes de lectura de la Palabra que nos ayuden a crear hábitos espirituales saludables y alcanzables. Implementar leer un libro de la Biblia al mes, calendarizarlo y programar horarios y alarmas que nos recuerden hacerlo. Establecer un tiempo para hablar con Dios juntos diariamente. Por ese motivo, la persistencia es clave, si comenzamos con metas pequeñas será más fácil no rendirse. Modelar con el ejemplo y hacer a nuestros hijos partícipes no importando la edad o la manera en que se desempeñen, que sientan la necesidad de buscar a Dios como lo primero en sus vidas; tomando en cuenta sus ideas e interés con paciencia, dedicación y amor. Si logramos generar este estilo de vida ahora, cuando no estemos, ellos lo seguirán haciendo. 

Es de suma importancia volver a la base de todo que es Cristo, nuestro fundamento.  Él nos llama bienaventurados por medio de nuestros hijos. A él le pertenecen y merece que se los dediquemos. Si lo entendemos de esta manera será un deleite guiarlos y nuestro resultado será   

grandioso.

¿Estoy dispuesto a tomar en mis manos la vida de mis hijos y direccionarla a la manera de Dios?  ¿Que necesito remodelar? ¿Cómo lo voy a lograr? 

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