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Vínculos sanos

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Por Ruth Leyva

Base bíblica:”Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y no abandones las enseñanzas de tu madre. Adornarán tu cabeza como una diadema; adornarán tu cuello como un collar”. Proverbios 1:8-9

En la Biblia encontramos una historia que nos habla de los esposos Isaac y Rebeca, los cuales tuvieron dos hijos: Esaú y Jacob. Esaú era de 40 años cuando tomó por mujer a Judit hija de Beeri heteo, y a Basemat hija de Elón heteo; y fueron amargura de espíritu para Isaac y Rebeca(Génesis 26:34-35).

En el capítulo 27:46 dijo Rebeca a Isaac: fastidio tengo de mi vida, a causa de las hijas de Het (sus nueras). Y en el capitulo 28:1 Isaac le habla a su segundo hijo Jacob, y lo bendijo, y le mandó diciendo: no tomes mujer de las hijas de Canaán. Jacob obedeció a su padre y a su madre, y fue en busca de mujer al lugar que ellos le aconsejaron.

¡Qué bonito es ver cuando un hijo sigue los consejos de sus padres! Ya que el primer mandamiento con una promesa lo encontramos en Éxodo 20:12 y dice: “honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra…”. Honrar es hacer lo que se nos enseñó sin necesidad de que nos lo pidan.

Es obligación de los papás y las mamás guiar a los hijos, corregirlos, enseñarles y aconsejarlos. No podemos obviar que los tiempos cambian, pero hay elementos básicos que siguen y seguirán a través de los años como lo son los valores que todo ser humano merece, y en especial nosotros como padres cristianos enseñarles a buscar una relación con Dios y que sea él su guía. Debemos darles las bases para que construyan su futuro, porque al igual que nosotros emprendimos nuestro camino, ellos también lo harán.

También es importante que al llegar nuestros hijos a la edad de la juventud, no tratemos de imponer nuestras decisiones en ellos, hay diferencia entre aconsejar y manipular, ellos deben aprender a tomarlas y ser responsables de sus consecuencias. Se recomiendan ciertos consejos que como padres podemos poner en práctica:

1. Planificar tiempo a solas con los hijos: hay que dedicarles tiempo, hablemos de situaciones que nos dejaron grandes aprendizajes; creánme que quedan en su memoria. Al sentarnos con ellos a comer, escucharlos cuando quieren contar algo importante abrirá puertas de comunicación que los libra de cometer errores o bien aprender de ellos.

2. Elogiarlos por las cosas que hicieron bien.

3. Explicarles con calma que todo lo que hacemos tiene consecuencia, siendo coherentes como padres entre lo que hacemos y decimos. 

Los padres y las madres debemos asegurarnos que los hijos entienden lo que deben hacer sin exigirles perfección o esperar que lo hagna como nosotros lo haríamos. Recapitulemos la historia que contamos al principio en la cual Isaac le dice a Jacob, su hijo, que no tome por mujer a alguien de Canaán, sino que vaya a Padam-aram a buscar mujer. Pero su padre no le dijo qué mujer debía escoger, sólo le aconsejó el lugar por las buenas costumbres con las que habían sido criadas. Pero fue Jacob el que decidió qué mujer le gustaba y el que trabajó por ganársela. Pero antes recibió el consejo de su padre y vio la experiencia de su hermano de cómo sus esposas no trataban bien a sus padres, decidiendo obedecer para ser bendecido.

No nos cansemos de aconsejar a nuestros hijos, podemos hablarles de forma sencilla y clara, hablando desde la experiencia, motivándolos a ser mejor cada día. Acerquémonos a ellos en amor, pero teniendo siempre presente que ellos deben forjar su propio camino, pidiéndole a Dios la fortaleza, mansedumbre y templanza que se requiere como padres, para dejarlos ir al momento que ellos deciden salir del hogar.

Seamos ejemplo para nuestros hijos buscando sabiduría de Dios, que nos vean leer la biblia, orar, ayunar, pedir a Cristo su guía para tomar decisiones importantes, sabiendo que Él está con nosotros. El Señor nos fortalece en momentos de debilidad (Habacuc 3:19); es proveedor de nuestras necesidades espirituales y físicas (Filipenses 4:19); esto ayudará a que ninguna circunstancia nos aparte de Él. Si los hijos nos ven tener una buena relación con nuestro Padre celestial, seremos ejemplo de hijos obedientes.

Escuchar consejos y no abandonar las enseñanzas que recibimos en el hogar nuclear, ayudan y preparan para un futuro ya sea cercano o lejano. Las personas que hemos formado actualmente nuestro hogar, podemos dar fe de ello. No debemos menospreciar la sabiduría que nuestros padres tienen, ya que la adquirieron a través del paso de los años en un camino que ya recorrieron.

Con la siguiente cita bíblica cierro éste tema, el cual espero podamos guardar en nuestro corazón y nos sirva tanto a padres como a hijos: “Oirá el sabio, y aumentará el saber, Y el entendido adquirirá consejo”. Proverbios 1:5. 

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